Aunque durante el verano es importante protegerse del sol, también debemos protegernos durante todo el año, no sólo para prevenir el envejecimiento sino para evitar tumores malignos en la piel. Es importante recordar que debemos protegernos muy bien del sol y por eso necesitarás un buen fotoprotector que cuide de ti y de toda tu familia Cada tipo de piel es diferente y es por eso que debemos prestar atención a las necesidades de cada una de ellas. Para elegir un fotoprotector hay que tener en cuenta una serie de factores: A quién va dirigido -niño o adultos-, la zona en que se va a aplicar el fotoprotector, qué tipo de piel -normal, seca, grasa, con tendencia acnéica- o qué fototipo tiene la persona que lo va usar (este viene determinado por las características de la pigmentación de la piel, los ojos, el cabello, y la capacidad para broncearse).
El factor de protección solar
Los grados de protección solar están determinados por el factor de protección o SPF, una escala de eficacia de protección. El SPF es la cantidad de radiación UV necesaria para causar quemaduras con la protección aplicada en relación a la radiación necesaria para producirlas sin protección. Es decir, si tenemos una protección de SPF 30 la cantidad de radiación ultravioleta tiene que ser 30 veces mayor para producir daños en la piel que si no tenemos la protección aplicada.
Los grados que existen comercialmente van desde SPF 10 hasta SPF 100, aportando mayor protección cuanto más grande sea el número. Hay que tener en cuenta que una misma protección no va a ser igual de efectiva para todo el mundo, ya que cada persona tenemos un tipo de piel y, cuanto más clara sea la piel, mayor factor de protección necesitará.
Consejos de protección solar
Reducir la exposición al sol desde el medio día hasta las 17 horas, que es cuando sus rayos son más dañinos porque inciden en más perpendicularmente.
Usar una protección adecuada dependiendo de tu piel, siendo la mínima protección recomendada de 15 SPF.
Utilizar ropa adecuada, de color claro y usar gorras o derivados para la protección de la cabeza.
Usar gafas de sol.
Si tomas el sol con frecuencia, chequea tu piel con regularidad para descartar la aparición de manchas solares, las cuales pueden ser un signo de cáncer de piel.
Del fototipo depende la sensibilidad de cada individuo a la radiación ultravioleta y la formación de eritema solar (enrojecimiento). En la población existen diferentes fototipos:
- Fototipo I: Nunca se broncea, siempre se quema, color de pelo pelirrojo, ojos azules.
- Fototipo II: A veces se broncea, a veces se quema, pelo rubio, ojos azul/verde.
- Fototipo III: Siempre se broncea, rara vez se quema, pelo castaño, ojos gris/marrón.
- Fototipo IV: Siempre se broncea, nunca se quema, pelo negro, ojos marrones.
También hemos de tener en cuenta la estación del año y la altitud.
La estación (en verano la radiación solar nos llega con toda su energía), además de la hora del día (la intensidad de radiación solar es máxima entre las 12 y las 16 horas). La altitud (el riesgo de quemaduras se incrementa con la altura, cada 300 m aumenta un 4%). El agua, la nieve y la arena reflejan las radiaciones haciendo que se sumen sus efectos al incidir directamente sobre la piel y el UVI (estimación promediada de la radiación ultravioleta B solar máxima, en la superficie de la tierra a la hora del mediodía).
Se divide en radiación UV baja (valores 1 a 3), radiación media (valores 4 a 6), radiación alta (valores 7 a 9) y radiación extrema (superiores a 10). A mayor valor de radiación, mayor índice de protección solar.
Opiniones de nuestros clientes
Recibe nuestras novedades